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El duende - VII

La nieve, el hielo y el barro forman un combo prácticamente inseparable. Cuando las condiciones climáticas siguen el patrón de baja, bajísima y alta temperatura, el trío hace su aparición en escena con todo lo que acarrean cada uno. La nieve es sinónimo de agua que escurre lentamente, lo cual es una bendición para el bosque. Cuando se acumula en cierta cantidad, el desplazamiento para los duendes puede ser un verdadero calvario debido a sus cortas extremidades. El inconveniente es mayor cuando el volumen alcanza el nivel de las partes íntimas. El hielo en general es sinónimo de caídas y lesiones por doquier y el barro, un engorro al por mayor y que exige ser cuidadoso con el borrado de las pisadas delatoras. Eso y más, giraba por la cabeza de la colonia cuando los grandes copos, semejantes a jirones de tela blanca, no cesaban de caer durante los últimos dos días. 

 Los duendes, comparados con los humanos, tienen una mayor resistencia promedio al frío, aunque como todo, tiene un límite. Cuando es alcanzado, estos personajes experimentan el molesto Singulto invernalis, vulgarmente hipo, que solo termina cuando la temperatura ambiental se eleva unos grados. Para combatir el fresquete, han desarrollado mejoras en la calidad del abrigo de las prendas mediante la combinación de distintas fibras vegetales y pelo y refuerzan la ingesta nocturna de calorías y de bebidas calientes. Han diseñado, además, sistemas que filtran los humos de las chimeneas, absorben los gases tóxicos y reciclan mejor el calor. Algunos ejemplares son curiosamente peludos y éstos se vanaglorian de la escasa cantidad de prendas que portan, alegando la escasa rigurosidad del clima imperante. Los más friolentos, por el contrario, son el hazmerreír del resto, debido a la abultada cantidad que acarrean, lo cual limita sus movimientos.

 Para sobrellevar de una manera un poco más soportable los momentos de prolongado encierro, los enanos excavadores idearon un vasto sistema de galerías que conecta al gran espacio subterráneo comunitario, con aquellas viviendas que así lo quisieran. La gran mayoría aceptó la conexión y algunos incluso, solicitaron la comunicación acotada entre ciertos lugares, debido a relaciones de gran amistad o parentesco entre sí. Quienes se ofrecieron como voluntarios para llevar adelante la tarea de perforación, son los duendes que habitan en cuevas abiertas por ellos. Son una colección de verdaderas mofetas tanto por el color como por el olor que desprenden. Su voluntariado fue aceptado con la condición de higienizarse al finalizar la diaria labor. Esto fue enérgicamente rechazado alegando una caterva de razones, algunas tan impresentables como ellos mismos. Su participación se hizo efectiva, aunque trabajaron solos.  

 La construcción de las galerías tomó su tiempo y se llevó a cabo de manera simultánea en distintos frentes. No estuvo exenta de peligros. El más complicado fue producto de un derrumbe durante la ejecución. Bastó el retiro momentáneo de quien dirigía la obra para que el típico sabelotodo de sillón abriera su bocaza, indicando una supuesta nueva manera de asegurar la estructura de sostén. Momentos después, se produjo un estruendo que antecedió a una catarata de maderas, tierra y piedras que cubrió a una cuadrilla de trabajadores. Temiendo lo peor, se empezaron a remover los escombros de manera desesperada. Al final, solo hubo que lamentar heridas variadas y soportar a los insultos de Carqueja mientras las curaba. El accionar del bocotas fue considerado en una reunión general y allí se escucharon diversos y posibles castigos a impartir. Éstos iban desde el destierro hasta un mero llamado a la reflexión. Después de mucho alboroto, se decidió que el irresponsable auxilie a las familias de los heridos en todo lo que éstas requirieran, hasta que los maltrechos recuperaran la salud. Además, debió escribir quinientas veces “Debo ser más humilde y cuidadoso con lo que expreso, sobre todo si al hacerlo, puedo perjudicar a otro”:  

 El sistema de galerías pasó a encontrarse muy concurrido. Está regulado por un sistema de horarios de circulación para reducir la emisión de ruidos producto de puertas que se abren y se cierran, carcajadas, etc. La vivienda de Tomillo forma parte de la red. La cobertura del boquete de acceso está dividida en dos; una mitad de la tapa se ubica en la parte inferior de la pared y la restante en el piso de la habitación. Por allí ingresan sus amigos a las consabidas tertulias, él parte a otras y así. No obstante, siente que nada de eso reemplaza el contacto, estando al aire libre. 

Comentarios

  1. el punto siempre, sociabilizar 😁💪

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    Respuestas
    1. El paisaje humano es muy necesario para evolucionar.. 👌👍🥂

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