El inmigrante - parte III
Los recién llegados repartieron profusos saludos al grupo de vecinos que se acercaron a observarlos y de paso, chismorrear. La mayoría continuó con su recorrido hacia diferentes destinos. Nuevas colonias comenzaban a asentarse en la región, aunque constituidas mayormente por inmigrantes locales. Algunos, incluso, provenientes de puntos muy distantes del vasto territorio nacional. Los ocupantes de dos carros permanecieron en el lugar, armando su campamento en las proximidades del pequeño, aunque caudaloso canal. Rápidamente comenzó el intercambio de productos comestibles entre los viajeros y los residentes y con esto, se formalizó la bienvenida.
Por primera vez la colonia formó parte del festejo de una fecha patria autóctona. La bandera, el himno y locuciones en español fueron observados con total respeto y con muy poco entendimiento de lo escuchado. Todo fue llevado a adelante por un grupo de integrantes de las fuerzas del orden y del cual, algunos poseían tímidas dotes musicales. Los acompañaba un personaje administrativo con grandes ínfulas. Terminado el momento solemne, se procedió a la distensión con la ejecución de algunos ritmos nacionales y la repartija de unos fragmentos de masa fritos, generosos en tamaño, blandos y levemente grasosos. Los nacionales los acompañaban con un brebaje amargo y caliente, que se absorbía por medio de un pequeño conducto metálico y que ofrecían a los residentes sin reparo de sexo ni edad. Esto último sí fue perfectamente comprendido por los galensos (como fueron identificados posteriormente) y rápidamente aparecieron tortas, variadas confituras y destilados capaces de voltear un buey. Antes de iniciar una retirada lo más civilizada posible, el administrativo notificó a los vecinos de la necesidad de organizarse nombrando un representante. Señaló además que próximamente comenzarían a ser visitados de manera periódica por docentes, encargados de complementar la enseñanza local con español e historia argentina.
El invierno patagónico con su viento, la intensidad en las lluvias y nevadas esporádicas se hizo dueño del clima. Los carreros aceptaron de buena gana trasladar el campamento al generoso granero a medio construir de la familia Phillips. Como el azote climático no menguaba, finalmente se terminaron desperdigando en las casas de las piadosas familias. Las horas interminables de encierro transcurrían entre lecturas, conversaciones copiosas sobre temas variados y juegos de mesa. La preparación y cocción de alimentos tomada más tiempo y se llevaba un control estricto sobre el consumo de leña. En esas charlas, Gareth terminó por oír lo que tanto anhelaba: en las tierras cordilleranas se estaba empezando con la siembra de cereales. Además, se enteró que todo estaba prácticamente por hacer y que el gobierno nacional otorgaba más facilidades que en este lado del territorio. Se buscaba asegurar la ocupación permanente y así aquietar las posibles intenciones del gobierno vecino de avanzar sobre esas latitudes.
Apenas pudo, se lo comentó a Anwyn quién a su vez, había escuchado casi lo mismo del viajero hospedado por los Jones. Acordaron la partida hacia las nuevas tierras, pero antes formalizarían definitivamente la relación con el casamiento. Fue un evento sencillo, llevado a cabo por un administrativo en su visita de rutina y la bendición fue impartida por el representante recientemente designado, el señor Davies. El ruidoso festejo se realizó en el comedor de los Phillips y duró hasta la madrugada.
El flamante matrimonio ofreció a modo de pago para el viaje una parte de sus ahorros, lo cual cubría un porcentaje del costo. El resto sería abonado una vez instalados en destino y con un interés mutuamente acordado. La propuesta fue aceptada y se daría inicio a la partida durante la primavera.
Con los últimos días del invierno, comenzaron a llegar integrantes del grupo que arribó inicialmente con los carros ocupados por alimentos, herramientas y las pertenencias de los nuevos pioneros. Se terminaron de acomodar los dos transportes que permanecieron en el lugar y cuando el clima más benigno pareció afirmarse, retornaron hacia las tierras altas, buscando las nacientes del río, ubicado a su derecha.
Una sonrisa se dibujó en el rostro del galés mientras quitaba el freno y un leve tirón indicaba el movimiento hacia el sueño que ahora, parecía más cercano… Continuará.
💜💫
ResponderEliminarSaludísimos!! 😄🥂
ResponderEliminar