El inmigrante - parte II

El traslado tuvo la duración prevista. Los inconvenientes durante el mismo oscilaron entre la rotura de un par de ruedas y los habituales malestares intestinales provocados por la cocción de alimentos con agua contaminada o conservados de manera deficiente. Gareth se terminó instalando en una pequeña habitación a medio hacer, a la que con sus habilidades y unos pocos materiales, transformó en un espacio dignamente habitable. El ambiente está ubicado en los fondos de la propiedad de los Williams. Ésta linda con un pequeño, aunque caudaloso canal, que desemboca en el río. Hay un genuino interés de aprovechar su fuerza para hacer girar una noria y que su movimiento sirva para la molienda o el accionar de la sierra de un incipiente pero visionario aserradero.

 El cultivo de la tierra está circunscrito a las huertas familiares que pueden contener además de ornamentales y aromáticas, frutales y árboles destinados a la producción de madera. No hay especial interés por la producción a gran escala de cereales y menos aún, de tubérculos o forrajeras. Aunque el cambio es notable con respecto a lo dejado atrás, no termina de satisfacer el espíritu agrícola de Gareth. En relación a la entrega de títulos propietarios, los conformes con el lugar los han solicitado. La regla es que se entrega uno por grupo familiar y en caso de mostrar interés por otra ubicación, no existe la posibilidad de devolución y de solicitar uno nuevo. De ahí en más, se procede como cualquier compra y venta de tierras. El galés consideró pedirlo, pero su corazón, al que escuchaba, le indicó que ese no era el lugar definitivo.

 Los carros provenientes de la costa se hicieron nuevamente presentes y esta vez los trasladados, correspondían a coterráneos llegados en el último desembarco. La visión de la mujer pronta a descender provocó un galope desenfrenado en el corazón del galés. Durante la juventud, había sido el hazmerreír de sus amigos debido a la torpeza, producto de una profunda timidez, de su desempeño con las mujeres que le atraían. Pero ahora no dudó un instante en acercarse a la joven cuando observó el pesado baúl que era depositado cercano a sus pies. Se presentó quitándose la gorra y ofreció ayudarla con el traslado. Para su sorpresa, Anwyn (así se presentaría más tarde) aceptó sin rodeos y para mayor sorpresa aun, pidió compartir la carga del pesado armatoste. Gareth no salía de su asombro cuando la galesa le indicó que debían dirigirse a la propiedad donde residiría, perteneciente a la familia Jones, sus parientes. Éstos y los Williams eran vecinos lindantes.

 A medida que pasaba el tiempo y los encuentros aumentaban en frecuencia y duración, Gareth terminó conociendo detalles de la distante vida de Anwyn. Huérfana durante su adolescencia, se trasladó del pequeño pueblo donde habitaba a la gran ciudad. Allí se instaló donde, una tía solterona. La convivencia no era fácil, aunque tuvo cobijo y garantizados los estudios. Ya docente, entabló una relación y descubrió después de un tiempo, la vida turbia de su pareja. Una noche fueron atacados producto de un ajuste de cuentas y después de recibir golpes y amenazas, decidió tomar distancia de aquello y emprendió el viaje en busca de mejor suerte. Y allí estaba, queriendo confirmar lo acertado de su decisión.

 La pareja había formalizado y la vida separada transcurría de una manera bastante monótona. Anwyn distribuía sus tareas entre los quehaceres domésticos, la huerta, algún que otro mandado y las clases posteriores al almuerzo en el amplio comedor de la familia Phillips. Concurrían mezclados, adultos y pequeños, al aprendizaje de la lectoescritura y las matemáticas. Gareth, por su parte, se repartía en colaborar con el señor Williams en su novel aserradero o en la construcción de ampliaciones o mejoras en las viviendas familiares de los vecinos.

 Una luminosa tarde de mediados de otoño, un variopinto grupo de jinetes y carros se hizo presente en el caserío. A Gareth le llamó la atención la procedencia dado que llegaron desde un sentido casi opuesto al de la costa. A acercarse y entablar diálogo con uno de los conductores, éste le manifestó que procedían de la cordillera y que hacia allí retornarían, pasado el invierno… Continuará.