Boris
El capitán Boris se desplazaba con su bolsa al hombro por uno de los muelles cercanos al astillero donde el звезда, estrella en ruso, acababa de ser depositado para llevar adelante el mantenimiento que requería, largamente postergado.
Instalado en un sector apartado de una taberna de los alrededores, hizo señas a un despachante que se acercó con una pinta de cerveza y al retirarse, dejó caer con disimulo un sobre con el pago en la boca de la bolsa de pertenencias de Boris. El capitán era de elevada estatura, rasgos faciales afilados y con una barba que se continuaba en línea desde las patillas y remataba con un candado en el mentón. Bebía su cerveza lentamente y con la mirada puesta en un capricho de la madera perteneciente al respaldo de una silla ubicada enfrente.
El astillero estaba a cargo de una facción de la resistencia encabezada por el propietario del lugar. El mantenimiento en realidad eran mejoras que se iban a realizar para permitirle a la embarcación transportar más contrabando y con menos riesgo de exposición. Se iban a corregir defectos de los tanques ocultos de combustible y aumentar las prestaciones de las bombas de descarga; se seguirían agregando paneles laterales que ampliaban la disponibilidad de espacio en la doble pared del casco y para poder desplazar mejor el peso extra, se iba a reemplazar la planta motriz por un equipo más potente. Debido a la urgencia de los pertrechos, se trabajaría día y noche en la embarcación.
El capitán se encontraba ya instalado en la habitación de un modesto hotel próximo al puerto. Las requisas por parte de las tropas de ocupación estaban a la orden del día y era fundamental contar con documentación en regla. Cualquier excusa era motivo de demoras o directamente detenciones que podían ser indefinidas. La desconfianza hacia personas o situaciones que podían percibirse como sospechosas estaba en niveles altísimos. Repentinamente, un sobre ingresó por debajo de la puerta del cuarto. Boris acercó su oído a ésta y se dedicó a percibir sonidos. Solo cuando se sintió seguro, lo tomó y acercándose a la ventana, leyó rápidamente el contenido y procedió a quemarlo una vez finalizado. Allí figuraban instrucciones y coordenadas del próximo desembarco de combustible y municiones para las tropas de la resistencia.
El lobo de mar, al igual que su padre en la gran guerra anterior, transportaba suministros de manera encubierta. Haber navegado desde muy joven por esas aguas lo había dotado de un nivel de conocimiento tal de la costa y sus accidentes, que en más de una ocasión ordenó cambios de los puntos de desembarco debido a que los propuestos contaban con contratiempos (arrecifes, corrientes indeseadas, etc.) que no figuraban con gran detalle en las cartas de navegación más actuales.
La última entrega estuvo a punto de culminar en un desastre, lo que permitió sospechar de fugas en la información. En general, las aproximaciones a la costa se hacen a oscuras, en noches nubladas o con luna poco presente. Desde la orilla, al escuchar la embarcación, se encienden brevemente distintos pares de luces y el capitán se aproxima al que está previamente acordado en las instrucciones. Las descargas se realizan a gran velocidad, con una logística cada vez más aceitada. Tal vez esto último fue lo que permitió evitar caer en manos de los enemigos, quienes se hicieron presentes momentos después de concluida la operación.
El звезда fue abordado en varias oportunidades y en todas ellas, sin rastros de actividad ilegal. Boris se desplaza siempre por las mismas rutas y con muestras visibles durante dichos movimientos, lo que permite reducir las sospechas. Su habilidad como marino y conocimiento del lugar le han permitido “desaparecer” durante lapsos tan breves que hasta el momento, han asegurado el éxito de las operaciones de contrabando.
Cuatro días después le llegó el aviso de que el navío se encontraba completamente listo para un nuevo embarque. El capitán arribó al dique del astillero con las primeras horas del día siguiente y una vez retirada la embarcación, se dirigió hacia el muelle principal donde los más variados insumos esperaban su traslado. Un nuevo y rutinario viaje estaba dando inicio.
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