Niebla
El día se presentaba de manera inmejorable; la bóveda azul totalmente desprovista de nubes contrastaba magníficamente contra un sol que brillaba en todo su esplendor. El natatorio comunitario se encontraba plenamente concurrido; familias enteras se disponía a su alrededor provistas de sombrillas, conservadoras y cuanto elemento hacia falta para combatir el calor y disfrutarlo al mismo tiempo. El nivel de bullicio era elevado: los incesantes golpes contra el agua se complementaban con carcajadas, gritos de diversión y silbidos. Un poco más retirados y buscando el refresco y protección de las arboledas presentes, estaban los que preferían los juegos de cartas, la lectura o simplemente descansar tumbados sobre sillas, bancos o reposeras. No podían faltar los interminables partidos a la pelota, de voley ni los insectos, como las excesivamente sociales moscas.
Las horas transcurrían lentamente y fueron muy pocos los que notaron lo extraño durante el comienzo. Una línea de color gris comenzó a dibujarse en el horizonte y progresivamente se extendió como una especie de cúpula que terminó alcanzando las instalaciones. La niebla que llegó en forma de jirones al comienzo y que se compactó después, terminó por envolverlo todo. El desoriente inicial debido a la velocidad con la que había ocurrido, dio paso a manifiestas muestras de temor que rápidamente se generalizaron. La temperatura y lo diáfano del día disminuyeron sensiblemente y una noche otoñal con visibilidad casi nula, parecía haberse instalado. El desorden era evidente, gritos invocando a tal o cual persona se oían por doquier, elementos que se recogían de cualquier manera o bien eran dejados por dueños que se retiraban casi huyendo.
Tiempo después, el poblado estaba sumido en el silencio. Aunque las viviendas estaban iluminadas, casi no se podían distinguir entre sí, ni siquiera las próximas. Las comunicaciones se vieron interrumpidas cuando comenzaron a oírse los gritos que cesaban de manera brusca.
Las manos sudorosas sostenían con firmeza el arma y el antiguo cuchillo de caza. Miraba fijamente la niebla que comenzaba a filtrase lentamente por debajo de la puerta cuando notó que algo, prácticamente imperceptible por la gran velocidad con la que se movía, estaba desplazándose a su alrededor por la habitación.
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