Ir al contenido principal

 

Li 1 – I

El hombre se acercaba caminando con hidalguía al pequeño poblado, una aldea de campesinos dedicados en gran medida a la agricultura. Sus ropas eran discretas, aunque su espada reflejaba una magnificencia pocas veces vista por allí; calzaba además un cuchillo en la cintura. Fue observado con una mezcla de interés y curiosidad cuando se acercó a beber del pozo de agua comunitario y se ubicó a descansar a la sombra del árbol próximo al brocal.

Desde allí, el extranjero observaba como algunos campesinos empezaban a organizarse para trasladar el fruto de su cosecha en destartalados carros hacia la lindante ciudad, provista de un importante puerto pesquero. Manos sudorosas empuñaban herramientas transformadas en cuasi armas para defender lo que sin dudas aseguraba la supervivencia familiar hasta la próxima cosecha. El recién llegado se acercó al grupo, se presentó como Li a secas y se ofreció por una modesta suma de dinero, acompañarlos a la ciudad durante el traslado y defenderlos en caso de ataque de bandoleros. Se generó una verdadera discusión entre los campesinos y después de debatirlo bastante, aceptaron la propuesta no sin antes intentar el regateo correspondiente.

Avanzaba por el polvoriento sendero la pequeña caravana. Iba acompañada del incesante chirrido de las ruedas no engrasadas, esporádicas carcajadas e insultos y manotazos hacia las nobles bestias que jalaban de los carros cuando aminoraban su marcha. El viaje hacia la ciudad transcurrió sin mayores novedades, se hicieron las ventas y comenzó el temido retorno. En un sector entre peñascos, se escuchó un agudo silbido y rápidamente emergieron un grupo de individuos que se abalanzaron sobre los asustados campesinos. Estos comenzaron a querer mover como armas sus herramientas y palos cuando Li se interpuso frente a los atacantes con su espada en mano y comenzó a golpearlos a diestra y siniestra con las caras de la hoja. Gritos, maldiciones y ruidos de caídas se escuchaban por doquier. Li parecía danzar entre los malvivientes, repartiendo golpes sin cesar. El desbande llegó de inmediato; los malhechores se retiraban como podían, ensangrentados, a los saltos o auxiliados por eventuales compañeros de fuga. Li detuvo sus ágiles movimientos, prácticamente no había transpirado y su respiración casi no mostraba agitación. Los campesinos comenzaron a rodearlo y poco después, un grupo de rostros alegres comenzó a felicitarlo y a agradecerle lo realizado. Uno incluso comentó que la paga prometida debía ser incrementada, pero fue rápidamente silenciado. 

En el villorio, la alegría era generalizada. Reunidos alrededor del fuego, hacían circular la bebida y cuencos con arroz, verduras y especias. Li masticaba lentamente, bebía con sorbos reducidos y agradecía con una leve sonrisa o con suaves movimientos de su cabeza a cada uno de los halagos. Cuando las emociones dieron paso al cansancio y el sueño, alguien advirtió que el extranjero se hallaba profundamente dormido apoyado en el tronco del árbol en el cual descansara cuando llegó. Con las primeras luces del día, Li se higienizó con agua extraída del pozo, y partió con la misma hidalguía con la que llegó. Se dedicó a ofrecer sus servicios en la ciudad, se estableció en sus afueras y continuó acompañando a los campesinos durante un tiempo en el traslado de sus cosechas, siempre a cambio de una modesta suma de dinero.


                                                                                                                        


Comentarios

Entradas populares de este blog

El duende - X Notro es un duende gigantón y en quién la fortaleza y la amabilidad también alcanzan proporciones portentosas. Es hijo de padres de contextura promedio y sin embargo, siendo apenas un chiquillo, se empezó a notar que sus dimensiones no se correspondían con la de sus compañeros. Al alcanzar la juventud, tenía la contextura definitiva. Es un coloso en relación al resto. No obstante, la pizca de inocencia que lo acompaña, permitió que fuera aceptado por todos sin resquemores. Como es de esperar, es convocado en toda actividad que requiere de un esfuerzo superior. La contraparte a dicho esfuerzo deben ser las muy generosas porciones de alimentos a ofrecerle como devolución de la gentileza.  La parsimonia matinal fue violentamente interrumpida por el agudo chillido y momentos después, por un colorido abanico de insultos. Varios locales, entre ellos Notro, se apresuraron en llegar al origen de la extraña situación. En el lugar encontraron a un duende que seguía insultando a vi
El chatarrero - Tesoro José terminó aceptando un encargo totalmente inusual, movido por la caída de las ventas de los sourvenirs con los que cuenta y los pedidos particulares. El museo capitalino, en plena reestructuración, se encuentra organizando un ala destinada a la primera guerra, liberada en gran parte en el desierto. Los vestigios se encuentran disgregados en los límites más alejados del arenal y obviamente, presentan el mayor nivel de deterioro. Cada pieza en buen estado cuenta y cuesta.  Pepe se desempeñará básicamente como guía y consejero durante la experiencia que está financiada por una fundación bastante anónima. El objetivo es hacerse con piezas destinadas a la exposición. Nunca se ha visto embarcado en algo de tan generosas dimensiones por la cantidad de gente y equipamiento que involucra. Tendrá una duración de casi dos meses y se llevará a cabo durante el tiempo que, en promedio, se sufren menos los azotes de las tormentas características. La fecha para el inicio se
El pequeño cementerio "Dedicado a mi amada madre, que supo despertar en mí, la pasión por la lectura.” Ocupa un predio insignificante en las afueras del poblado. Está conformado por un grupo muy reducido de antiguas sepulturas y su mantenimiento es nulo. Invadido desde hace tiempo por la vegetación, ingresar y transitarlo es muy dificultoso. Se suma, además, la presencia de basura diversa, arrastrada por el viento y jamás removida. Los límites originales están desdibujados y ha quedado semioculto tras diversos árboles y arbustos silvestres. Identificar a los difuntos solo es posible en las inscripciones que han soportado con éxito el paso del tiempo. Están talladas en las cruces, presentes en los sepulcros. El desuso del camposanto no tiene una explicación definitiva. Rápidamente fue reemplazado por el actual, ubicado en el sector opuesto de la ciudad. Esto determinó sus reducidas dimensiones y la pronta caída en el olvido, Me encuentro instalado en el poblado desde hace casi u