El dragón dorado

Los dragones existieron desde siempre y su territorio natural es el aire. Es cierto que algunos prefieren la tierra y otros las profundidades pero para todos, disponer de un espacio sin límites para desplazarse es sinónimo de libertad y por lo tanto, de sentirse vivos. Son de variados colores aunque los plateados y dorados se destacan sobre el resto. Percibir su presencia y llegar a verlos depende de las cualidades humanas: el coraje, combinado con el sacrificio, puede facilitar la interacción con los rojos, la nobleza y la caridad con los plateados y …. con los dorados. 

El joven portaestandarte prácticamente sumergió su rostro en las turbias y rojizas aguas y comenzó a beberla a grandes sorbos. Solo cuando la sed casi infernal que lo abrazaba comenzó a mitigar, se contuvo y ya erguido, contempló el panorama que lo rodeaba. Soldados enemigos ubicados a pocos metros, se encontraban en la misma situación. Volvió sus ojos hacia el líquido vital, introdujo sus manos y comenzó a mojarse la cabeza y cuello. La batalla continuaba a sus espaldas con total frenesí. Los dos terratenientes rivales se enfrentaban en un todo o nada. La victoria significaba el ascenso directo hacia el control de un vasto territorio y esto daba derecho a formar parte del selecto grupo de consulta imperial y  todos los beneficios que ello implicaba. La derrota en cambio, no solo provocaba la pérdida de los bienes sino también de la vida de los vencidos y probablemente de sus familiares más cercanos. Nadie pedía ni daba tregua.  

El portaestandarte se puso de pie y acomodó partes de su poco confortable armadura. Entre ellas se encontraba la sujeción de las dos varas que sostenían los emblemas representativos del linaje de su señor. Los dos banderines con color y símbolos arrastrados durante dinastías, hoy podían quedar sepultados definitivamente. Sumergió el casco y se lo colocó, recibiendo una buena mojadura. Cuando se disponía a girar y dirigirse al campo de batalla, observó en la orilla vecina a un dragón dorado que lo miraba con detenimiento. Realizó una suave reverencia y lanzando un grito, extrajo una corta espada y arremetió corriendo contra el enemigo. Los estandartes son de gran importancia en este tipo de contiendas pues indican a los combatientes hacia donde dirigirse y a los observadores, la posición de las líneas de ataque y de acuerdo a eso, ayudar a coordinar la estrategia de la lucha en el momento.  

Finalmente, la batalla se inclinó hacia el bando del joven soldado aunque se trató de una victoria pírrica pues el costo total fue elevadísimo. La enorme cantidad de muertos, acompañada por grandes pérdidas materiales, tendrá incidencia durante mucho tiempo tanto en lo social como en lo económico. El incipiente militar continuó su carrera y fue ascendiendo en grados y con ello, en obligaciones y responsabilidades. Cuando tenía que tomar una decisión compleja, se retiraba a lugares apartados en su búsqueda y no siempre observó al dragón dorado cuando la hallaba.  

Meditó al respecto repetidas veces y llegó a la conclusión que solo podía contemplarlo cuando la solución partía de la humildad y el sentido del servicio personal y se terminó de corroborar, al alcanzar el rango de asesor personal del emperador.  

Comprobó también que lo asertivo o no de su respuesta no invalidaba el avistamiento. Ese veredicto correspondía, en realidad, al paso del tiempo.  

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